por el Espíritu Santo tiene que ser atribuida enteramente a Él, cuando obra por medio de su Palabra.7 El fruto del Espíritu es precisamente esto: el resultado de su obra. Si el aconsejar es en esencia un aspecto de la obra de santificación (como he argumentado en otro punto),8 entonces el Espíritu Santo, cuya obra principal en el hombre regenerado es santificarle (ver también Ezequiel 36:25–27), tiene que ser considerado como la Persona más importante en el contexto del aconsejar. En realidad, tiene
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